domingo, 30 de septiembre de 2007

Recuerdos de un olvido



Caminabas por el pasillo, te veías bella todo te favorecía, la luz, las baldosas hasta las sombras de este lugar. Eras tu. Tu mente volaba entre las cabezas ajenas que te rodeaban. Al pasar por tu lado tuve una sensación extraña. Recordé un momento de mi infancia y volé en él,no eras, pero parecias tu; Que extraño pero eras tu la que me acariciaba. No, no era mi infancia era mi juventud, si tenía como 19 años o más. Me pareció también acariciarte el cabello y aun más besarte con cariño.
-No, no ¡eres tu!- grité
Te sorprendiste, me miraste, sonreiste y te fuiste
Acostado en mi cama con sábanas blancas, en mi cuarto blanco, con ventanas que tenían cortinas blancas un poco desteñidas, mas bien amarillentas. Miré el blanco cielo de mi habitación, pensé en tu cara de sorpresa, traté de hacer recordar a mi mente su rostro,
-¿En qué ocación la había visto?- me pregunté en voz alta.
Me levanté, me senté en el piso embaldosado de color blanco, entreabrí un poco la puerta del cuarto y observé el pasillo. Estaba completamente cubierto de oscuridad. Fué cuando comprendí que era de noche y que mi blanca habitación me había engañado. Bostesé un poco, luego me dormí.
Abrí los ojos, no se que hora era, pero no quería levantarme, el sueño me había a trapado siglos al parecer, apena podia moverme. Además había soñado algo terrible, que no quería decirle a nadie. Me quedé quieto, no me levanté. Pero pronto apereció una señora delgada y pequeña, media rubia. Tenía puesta una bata blanca con florecitas rosadas bordadas en sus puños, me parecieron raras en ella. Me miró un instante y suspiró
-Mmm... ¿mala noche otra vez?- dijo con voz amable
-Si - dije desconfiado
- ¿Otra vez con pesadillas?- me pregunto todo como si me conociera de años, yo solo atiné a mover la cabeza en señal de afirmación
- Lo siento, pero tendrá que levantarse el desayuno esta servido en el comedor, ya son más de las 10 de la mañana, no querra quedarse sin comer, ud sabe que eso le hace mal- Me miró fijamente e hizo un gesto para que me moviera. Luego de abrir las cortinas se fué.
Me levanté a regañadientes, verdaderamente no tenía ganas de hacerlo. Caminé por el pasillo y llegué al comedor . No tenía hambre, pero si muchas ganas de tomar café, al parecer no había o no podia tomarlo. En fín, me decidí por un vaso de leche, cuando lo bebía me fijé que ésta era blanca igual que todo en este lugar.
Después del desayuno, emprendí un pequeño viaje al patio del lugar, en el que encontré una diminuta banca de madera en el medio. Me pareció agradable pasar un tiempo ahí, asi que me senté. Contemplé mi alrededor, por un momento creí estar suspendido en el aire, perdido en el letargo del tiempo. Por primera vez me sentí absolutamente solo, indefenso y olvidado. No supe que hacer.
Al estar ahí sentado me llevó a un pasado, uno olvidado por mi. Recordé nuevamente la imagen de la chiquilla y el sueño que recientemente tuve
-¿Dónde la ví? y ese sueño ¿qué significado tiene?- me pregunté repetidamente tratando de hayar una respuesta que no apareció. Era dícil concentrarse, aunque el lugar en el que me encontraba, estaba casi vacio, Mi cabeza por algún motivo se bloqueaba, ya no recordaba tan claramente el sueño con el que me habia despertado.
Entre sábanas blancas me hayé al abrir los ojos, la figura de esa mujer me despertó. Era de mañana lo noté, el cuarto empapado de blanco tenía un radiante brillo, cosa que me admiró, era alucinante, todo un espectáculo de colores en mi cuarto blanco.
Sentí una voz desde lejos, venía del pasillo, el corazón me saltó al escucharla, era ella sin duda otra vez acercandose hacia mi. Se abrió la puerta, cubrí mi rostro con las sábanas. Al entra la muchacha me descubrí y la miré de forma invasiva. Inspeccioné cada una de sus facciones, estaba parada a los pies de mi cama y yo no dejaba de verla. Era tal cual la tenía en mi recuerdo olvidado, su piel morena, sus cabellos adornaban su rostro y se dejaban caer entre sus hombros, sus ojos de ingenuidad, levemente dormidos, grandes y cafes, me hacian pensar que definitivamente era ella, la del recuerdo, la del sueño, ella la que siempre estaba en mi mente. Al mirarme sonrió tímida y nerviosa, mi corazón latió aun mas fuerte, parece que me desvanecia cuando ella dijo su primera palabra
-¿Me recuerda?- preguntó.
Yo no podia pronunciar palabra alguna, el nudo en la garganta me lo impedía. Se acercó mas y se sentó en la cama. su cara se cubrío de ternura
- ¿Me recuerda?- insistio- el otro día estuve con Ud., mi abuela no pudo venir a verlo se que la echa de menos pero ella- su cara se lleno de tristeza
-Ella murió- lágrimas rodaron por sus mejillas, caían y se perdían en el vacio, miró el cielo de la habitación como tratando de encontra respuestas del fatal acontecimiento. Yo por un lado no atinaba a nada, lo único que hice fue abrazarla fuertemente, la noticia me asombraba. Yo no sabía nada de su abuela y no se porque de alguna manera me afectaba todo.
-Tengo que irme, me esperan para el funeral, se que te hubiese gustado ir. Lo siento, despues de todo ella era...-agachó la cabeza se paró, me dijo adios y se marchó cerrando suavemente la puerta. Toda la situación me dio vueltas un rato, hasta que al fin sin darme cuenta me quedé dormido.
En la tarde, sentado en la banca del patio, la brisa de verano me refrescaba un poco la mente, pensaba en la chiquilla y no podía recordar quien era y menos porque me conocía, aunque el saber que me visitaba constantemente y le preocupaba mi estado, me alegró mucho. La cuestión de su existencia en mi vida no me dejaba tranquilo, ella estaba por todos lados.
Casi pareció otro sueño cuando la vi cruzar el patio. Se sentó a mi lado esta vez traía algo consigo, un pequeño paquetito tenia entre las manos. Me saludo rápidamente con cara de preocupación. Callada me observó un largo rato. Luego me dijo que mi estado le preocupaba que ya estaba perdiendo todo, y que no me daba cuenta, yo no entendía muy bien lo que me decía. Se quedó en silencio otra vez, tomó mi mano y me entregó el objeto que traía.
-Aun no lo abra- me dijo con una voz fuerte y segura.
Me beso la mejilla y se fue nuevamente, al menos me había dejado algo pensé. Miré el paquete con temor no sabía que contenía y menos para que era. Me fui a mi cuarto dejé el objeto envuelto con papel café encima de la cama y lo observé detenidamente, no quería abrirlo, pero la curiosidad me impulsaba a romper el envoltorio para saber lo que había dentro. Por fin me decidí a dar el paso, lo tomé entre mis manos y lo abrí. Sorpresa fué la mia al darme cuenta que se trataba de un espejo, con extrañeza recordé que hace mucho no me miraba frente a uno, pero algo me impedia hacerlo, sentí temor, presentía que dentro de mi algo cambiaría si lo hacía.
Cerré los ojos y puse el espejo frente a mi. En seguida los abri, la cara de espanto que refleje en el me lleno de miedo. Recordé el sueño, toque mis arrugas, mi corazón se invadío de dolor y mi mente encontró lo ovidado. Lo entendí todo; las visitas de mi nieta, los sueños, los besos, ella murió ahora, la muerte me había arrancado en el peor momento de mi mente lo mas preciado de mi vida. Si, el sueño pareció eterno, pero hoy desperté de nuevo.

domingo, 23 de septiembre de 2007

Mi Lozanía

Sentada,
contra una pared invisible,
te he recordado
como el aire nuevo de la primavera llegó,
uno a uno los recuerdos vinieron a mi.

Quzas no haya sido malo perderte,
solo una etapa.
Aunque debo reconocer que fue lo mejor,
mi existencia nunca fue mas valiosa.

Tu fuiste la formadora,
aunque muchas veces
no me enteré del mundo,
eso nunca fue un problema [en ese instante]

Sentada,
tuve mil ganas de recordar esos sueños,
esos que nunca mas volveran
porque mi infancia es parte del pasado,
porque mi Lozanía es parte de mi
solo porque exististe tu.

martes, 11 de septiembre de 2007

Sólo esta vez



Si, sólo hoy,
o tal vez mañana.


Callado amanecer te descubre los ojos.
Caminas lentamente,el rumbo es incierto.
¡qué rídiculos son los pasos!
no vas a ningún lado.


Se detiene tu andar, no ves nada más que el sol
brillando enérgico,
encogiendo tus pupilas,
refrescando el paisaje primaveral.


Las calles atestadas
te parecen desiertos infinitos,
olas arrolladoras de silencios,
cadáveres andantes con respiración artificial.


No ocultas nada ya,
lanzas un grito al cielo
te envuelves en las nubes,
te recuestas en los recuerdos y descansan tus ojos,
solo esta vez.



Sigues caminando...
solo esta vez
levantas tu frente,
dejas tus sombras detras de ti
y te alivia el peso,
el caminar solitario en el que te vez inmerso
sólo esta vez,
solo,
contigo

lunes, 3 de septiembre de 2007

Se fué



Y se quedó,

en aquel lugar,
silenciosa entre la multitud.

Apartada del universo se sentó a pensar,
no lo creía,
todo era extrañamente ridículo;

Se había perdido absolutamente todo el esfuerzo hecho.
se había quedado sin nada,
todos lo que estuvieron ya no estaban.

Era una transición molesta y absurda,
ya no entendia lo que pasaba.
solo recordó algo que de alguna manera la entristeció...

Claro a cualquiera le sucede,
si te das cuenta que ya no perteneces a este mundo,
cuando perdiste el alma en un segundo.