Te perdiste 3 horas
y te hundiste en lo profundo de los recuerdos marchitos
de tu pasado cercano.
Volviste,
pero con un bolso lleno de rocas,
con las espaldas y manos lastimadas,
el andar a duras penas
por lo hinchado de tus pies.
Con mis manitos trate de curar las llagas,
que la pesada carga te dejaron.
Me dejaste cuidar un poco de ti,
cuando sentiste un tironcito de dolor,
me trataste de alejar...
Pretendías inútilmente curarte solo,
tu orgullo de macho recio
se interpuso en la cura que mutuamente habíamos logrado
Yo insistí más
y me alejaste aun,
pero yo me quedé atenta,
por si por ahí necesitabas ayuda,
para desatar la venda que rozaba tus ojos.